Lo sé.





Tu eres mi mamá,
lo sé,
tu eres la que me protege y me cuida,
lo sé,
Eres como el sol de las mañanas o
del atardecer.
Por que eres tan dulce para hacer un pastel,
y lo sé,
que algún día tu no estarás,
pero en mi corazón siempre estas.
Lo sé
Me da pena que a veces peliemos
Pero no me importa
porque se que nos volveremos reconciliar aunque pataliemos.
Y aun más lo sé,
este poema es para ti.
Quiero que siempre vas a ser la única,
mi mamá, TU.





Poema escrito por mi hija
para mi
sólo para mi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

wena!!

ta hermosos el poema q escribio la danita!!... es muy cierto too!!
el sentimiento q uno puede tener por su madre es lo max!!

ojala ti super bien!!
cuidate muxo y espero verte pronto!!

aps... los demas poemas tb tan geniales!!

adios!

Anónimo dijo...

Buenos días.

Me gusta mucho el poema de tu hija, me gusta la carta y sobre todo "Tu descanso y mi recuerdo". Este último poema me ha impactado. He tenido que leerlo dos veces para coger el sentido. Me resulta particularmente emocionante.

Intuyo tristeza en tu corazón. No te preocupes, que la persona que cuide e ilumine tu camino llegará. Siempre llega. A mí me llegó, cuando había perdido la esperanza, cuando daba por hecho que jamás la encontraría, ella me encontró a mí.

Gracias por visitar mi blog. Mucha suerte para ti también. Cuídate y sé feliz. Nos leemos.

Un cariñoso saludo,
tTiger

Video de mi semana.

Tu beso se hizo calor, Luego el calor, movimiento, Luego gota de sudor Que se hizo vapor, luego viento Que en un rincón de la rioja Movió el aspa de un molino Mientras se pisaba el vino Que bebió tu boca roja. Tu boca roja en la mía, La copa que gira en mi mano, Y mientras el vino caía Supe que de algún lejano Rincón de otra galaxia, El amor que me darías, Transformado, volvería Un día a darte las gracias. Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma. El vino que pagué yo, Con aquel euro italiano Que había estado en un vagón Antes de estar en mi mano, Y antes de eso en torino, Y antes de torino, en prato, Donde hicieron mi zapato Sobre el que caería el vino. Zapato que en unas horas Buscaré bajo tu cama Con las luces de la aurora, Junto a tus sandalias planas Que compraste aquella vez En salvador de bahía, Donde a otro diste el amor Que hoy yo te devolvería Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma.