El dolor.

El dolor.

El dolor abre las puertas
al llanto, el perdón, mi prosa
al verso errante
que sueña en sus labios
y miradas alucinantes
no daré mi brazo a torcer
no quiero abandonar la batalla
soplaré las velitas
de mi próximo cumpleaños
a tu lado.

El amar es el empiece
de la palabra amargura
tú en mí
y algún día yo en ti.

Te quiero y para mí
no desmayaré
el dolor abre las puertas
al llanto, el perdón y
mi esperanza a ser feliz
tú sólo sabrás responder
si mereces
tanto y tanta
devoción.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola cielo.

Tendemos a los absolutos, a la dualidad : bello/feo, malo/bueno. La realidad es que la vida es siempre una moneda : la cara y la cruz. Todo tiene su lado bueno y su lado malo. Nos cuesta aceptarlo, pero realmente es absurdo quejarse. Aunque yo sea el primero que lo hace muchas veces. El amor tiene su lado bonito y su lado amargo, y a veces van a la par y otras veces se alternan. No obstante, algo tiene para que siempre nos arrastre, para que el amor siempre nos seduzca de tal manera que no podamos resistirnos... y es que, en definitiva, pesa más en nosotros la cara del amor que su cruz.

Mucha suerte y ánimo. Cuídate y sé feliz.
Besos.

Video de mi semana.

Tu beso se hizo calor, Luego el calor, movimiento, Luego gota de sudor Que se hizo vapor, luego viento Que en un rincón de la rioja Movió el aspa de un molino Mientras se pisaba el vino Que bebió tu boca roja. Tu boca roja en la mía, La copa que gira en mi mano, Y mientras el vino caía Supe que de algún lejano Rincón de otra galaxia, El amor que me darías, Transformado, volvería Un día a darte las gracias. Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma. El vino que pagué yo, Con aquel euro italiano Que había estado en un vagón Antes de estar en mi mano, Y antes de eso en torino, Y antes de torino, en prato, Donde hicieron mi zapato Sobre el que caería el vino. Zapato que en unas horas Buscaré bajo tu cama Con las luces de la aurora, Junto a tus sandalias planas Que compraste aquella vez En salvador de bahía, Donde a otro diste el amor Que hoy yo te devolvería Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma.