Rosa atardecer.

Rosa atardecer.

Un inesperado crepúsculo
junta nuestros labios
el rosa de aquel
permanece en mi piel
como sus caricias
huelen aún a miel.

Cierro mis ojos
y busco los tuyos
como junto mis manos
y creen ser tus labios
tu aroma cierra en mí
millones de lazos.

La romántica suavidad
cae en mi con deseos
de abrazos y besos
que se controlan al ver
al cielo y sus restos
de color rosa y pasión.

Sta. tarde acabó
la hora la derrotó
pero en nuestros corazones
queda el rosa anaranjado
que quema y alienta
nuestros corazones
deseando ser amados.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola cielo.

He leído "Siempre me quedará, bebé" y me ha emocionado. Casi se me saltan las lágrimas. Siempre me han gustado los niños. Imagino el dolor. Y esa cosita tan pequeña en los brazos... lo lamento.

En este rosa atardecer, no hay nada más hermoso que el corazón sintiendo la ternura con extrema intensidad, sintiéndose deshacerse, no poder más y que esa ternura te lleve de modo natural a la intimidad física con el otro, para uniros y ser cada uno más uno en el otro.

Besos y un abrazo.

Gabriel dijo...

Rosa atardecer "cerro en mí
millones de lazos". y lo sigue haciendo cada vez que lo leo, tengo esa sensacion a flor de piel y me encanta.

"sintiéndose deshacerse (liberarse)... para uniros y ser cada uno más uno en el otro." siento exactamente eso.

Es curioso, "Siempre me quedará, bebé" yo lo interprete como el amor que te queda, que te deja la persona a la que amas, pero que por alguna razon esta lejos. Nunca lo percibi como un aborto.

Video de mi semana.

Tu beso se hizo calor, Luego el calor, movimiento, Luego gota de sudor Que se hizo vapor, luego viento Que en un rincón de la rioja Movió el aspa de un molino Mientras se pisaba el vino Que bebió tu boca roja. Tu boca roja en la mía, La copa que gira en mi mano, Y mientras el vino caía Supe que de algún lejano Rincón de otra galaxia, El amor que me darías, Transformado, volvería Un día a darte las gracias. Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma. El vino que pagué yo, Con aquel euro italiano Que había estado en un vagón Antes de estar en mi mano, Y antes de eso en torino, Y antes de torino, en prato, Donde hicieron mi zapato Sobre el que caería el vino. Zapato que en unas horas Buscaré bajo tu cama Con las luces de la aurora, Junto a tus sandalias planas Que compraste aquella vez En salvador de bahía, Donde a otro diste el amor Que hoy yo te devolvería Cada uno da lo que recibe Y luego recibe lo que da, Nada es más simple, No hay otra norma: Nada se pierde, Todo se transforma.